EL SÍNDROME O FIEBRE DE LA CABAÑA

CóMO COMBATIR El MIEDO A SALIR A LA CALLE

“Si salgo a comprar me voy a contagiar … Si quedo con amigos puede que estén infectados....si me contagio me puedo morir”

“Es mucho más seguro y responsable quedarme en casa…Los demás no son conscientes de la gravedad… sólo hay que ver la televisión…”

 

Se acerca el momento de salir. En cambio, habrá personas que no quieran hacerlo. No a todo el mundo le va a producir la felicidad supuesta.

Es la consecuencia de haber estado confinado durante muchos días en un lugar limitado y con pocas posibilidades de movilidad. Tantos, que para algunos la situación se ha  transformado en cómoda y en el escenario habitual. Si le añadimos que el nivel de energía tiende a bajar por innecesaria, aumenta el riesgo de entrar en una especie de letargo, un caldo de cultivo propicio para que se geste miedo por lo que pueda ocurrir en caso de salir.

La intensidad dependerá de  la percepción que cada uno tenga del riesgo a ser contagiado. Una  sensación subjetiva, que indudablemente, puede derivar en evitar exponerse a situaciones sociales. Ante este panorama, quedarse en casa se presenta como la mejor de las opciones.

La Fiebre o Síndrome de la cabaña, también conocido como Síndrome de la soledad inquieta, es un término relativamente novedoso en Psicología. Su origen es incierto, aunque según los historiadores,  surgió a inicios del SXX, cuando los colonos de los grandes y desolados territorios de EEUU, pasaban  largos inviernos en soledad cubiertos por la nieve sobre sus cabañas. Comenzaron a evidenciarse un tipo de estado mental propio de meses de aburrimiento, de vivir en espacios estrechos, en lugares inhóspitos, remotos, aislados o monótonos.

Hay muchas obras literarias, pictóricas, cinematográficas… “Frozen” de Disney, “La caza del carnero salvaje” de Murakami, “El Resplandor” de Stanley Kubrik, “El bosque”  de Night Shyamalan, que parecen hablar  gráficamente de este síndrome. Y aunque ciertamente, algunas lo hagan de manera muy bella, esconden una dura realidad.

PERFILES CON MAYOR PREDISPOSICIóN

Privarnos de estímulos puede tener efectos secundarios reales y tangibles  e impactar de manera muy perjudicial sobre la salud psicológica. Pero hay  determinadas personalidades que por su condición previa al confinamiento no  se han  ajustado  bien a las condiciones de aislamiento y son más vulnerables a sufrir este síndrome. Nos referimos a :

  • Las personas mayores que ya no trabajaban, ni contaban con una actividad regular ni con demasiada vida social
  • Aquéllas que padecían Hipocondría
  • Personas con Agorafobia
  • Las que ya se sentían rechazadas socialmente y poco integradas

¿QUÉ FACTORES PUEDEN PRECIPITAR EL SÍNDROME DE LA CABAÑA?

  • Viviendas pequeñas y/o con poca luz
  • Vivir sól@
  • Compartir el espacio con alguien con quien se tiene relaciones tensas o apáticas
  • Rutinas monótonas o ausencia de ellas
  • Falta de estímulos
  • Situación geográfica inhóspita o remota
  • Inclemencias del tiempo

¿CÓMO SE MANIFIESTA?

  • Pensamientos recurrentes de índole  catastrofista, negativa y anticipatoria. Parecidos a “Si salgo, me  van a pegar algo…como vaya a comprar, me voy a contagiar … como me contagie me puedo morir…”
  • Aislamiento social
  • Estado de inquietud o desasosiego
  • Momentos de tristeza profunda
  • Irritabilidad
  • Falta de autocontrol o gestión de la ira
  • Sensación de estar enjaulado
  • Impaciencia
  • Cansancio y fatiga
  • Aburrimiento
  • Frustración
  • Sensación de improductividad e insatisfacción.
  • ABULIA: Falta de voluntad
  • ANHEDONIA: Pérdida de interés o satisfacción por las actividades cotidianas.
  • Desesperanza
  • Dificultad para concentrarse
  • Desconfianza y/o suspicacia
  • Alteraciones del apetito (pérdida o ganancia de peso)
  • Alteraciones del sueño
  • Letargo
  • Labilidad emocional : fluctuaciones en el estado de ánimo
  • Pérdida de deseo sexual

POSIBLES REPERCUSIONES Y RIESGOS

  • Desgaste mental
  • Depresión
  • Toma de decisiones equivocadas
  • Abuso de alcohol o drogas
  • Convertirse en una amenaza para las personas con las que se convive
  • Evitar escenarios sociales y relaciones personales, principalmente físicas

¿COMO COMBATIR El MIEDO A SALIR A LA CALLE?

  • La vuelta a la normalidad comienza por ADMITIR que tenemos miedo o aprensión a salir de nuestra casa. Es fundamental que tomemos consciencia y que no caigamos en el autoengaño, en  justificaciones racionales o en exceso de suspicacia del tipo: “Es mucho más seguro quedarme en casa. Aquí me garantizo que no me voy a contagiar….Es la actitud más responsable…Los demás no tienen cuidado...”.   En su lugar, sustituir por un autodiálogo sano y racional: “Admito que siento miedo cuando pienso en salir a la calle” “Entiendo que el miedo excesivo me limita” “ Voy a tomar las medidas oportunas para recuperar la vida social con responsabilidad, para mí y para los demás”
  • Dosificar y seleccionar noticias. Contrastarlas y verificar que los datos son ciertos. Evitar caer en bulos alarmistas. Es normal tender a sesgar las informaciones negativas. Puro instinto de supervivencia. Cuidar la línea líquida entre lo saludable y lo patológico, entre lo racional y lo irracional.
  • Técnicas de relajación y respiración. Introducirlo como rutina cada día. Nos ayudará a generar un estado de ánimo más sereno y templado desde el que abordar las situaciones que nos inquietan.
  • Plantearse objetivos de dificultad progresiva e ir cumpliéndolos paulatinamente y con compromiso.  Por ejemplo:
  • Relacionarte con los vecinos por la ventana o balcón. Pon atención en la charla y procura disfrutar de ello.
  • Si hasta ahora te han traído la compra a casa, comenzar a salir a hacer pequeñas compras que no impliquen demasiado tiempo
  • Si has tirado la basura cada 4 días, comenzar a hacerlo cada 3, después cada 2…
  • Contactar con amigos o familiares y planear algo que te guste mucho para cuando se pueda salir con normalidad
  • Visualizarte en algún proyecto a corto plazo que te ilusione y que implique salir de casa. Imagínate llevándolo a cabo y siente cómo lo disfrutas!
  • Salir a caminar 5 minutos e ir ampliando un minuto por día. Respira el aire puro. Celebra el cielo.

Y recuerda que para facilitar que estos objetivos se mantengan, hay que reforzarlos. Para ello, prémiate cada vez que consigas uno o  feflicítate por el interés que estás poniendo en ello. También ayuda mucho el hecho de compartir estos propósitos y pequeños avances con alguien de confianza.

Te esperamos!

.

.