SI AMAS DEMASIADO...NO AMAS

SI AMAS DEMASIADO NO AMAS

 

   La literatura, la música y el cine nos han mostrado el amor entregado y dependiente como el más grandioso de los amores. Ya lo decía Amaral…”Sin ti no soy nada”…haciendo gala de su  dependencia emocional e inmersa en un tipo de sentimiento que nada tiene que ver con el AMOR.

Hay personas que mantienen relaciones afectivas desequilibradas. Que viven el amor con una generosidad mal entendida.

     Una persona dependiente es por ejemplo, aquélla que vuelve con su pareja una y otra vez,  a pesar de que ésta le humille. O la madre  que le paga las deudas a su hijo ludópata, con el objetivo de aliviarle de parte del daño; es decir, personas que sienten que  quieren o tienen que ayudar al otro, aunque lo que consigan realmente sea activar las dificultades y prolongar el dolor. El propio y el ajeno.

    En realidad su "AMOR" es un sentimiento muy intenso, desbordante y difícil de manejar, que no nace de un afecto o deseo  sano por alguien, sino de una carencia profunda. Se trata de una  necesidad  dolorosa sin cubrir y  se manifiesta en un afán por “rescatar a alguien”, por salvarle, por mostrarles el camino, por ser su luz ….en definitiva, optan por vivir una vida que es de otro y por anteponer o sacrificar las propias necesidades o deseos ,hasta el punto de provocarse un nivel de  sufrimiento y un estado de ansiedad que alteran las rutinas y el desarrollo de una vida normal.

    Esta entrega desmesurada, por una parte, les anula como individuos con  necesidades y deseos  personales y por otra, les puede llevar a comportarse de manera obsesiva, manteniendo conductas de control hacia aquellos que son destino y diana de su amor, y  a quiénes solapada y muchas veces inconscientemente, desean mantener atados.

   A pesar de caer una y otra vez en situaciones de abuso, y aunque su pareja o su hij@... les haga daño de manera  repetida y previsible, les cuesta poner límites. La explicación es que el dependiente emocional busca sentirse necesitado o útil y esto se consigue más fácilmente con una persona con problemas.  En palabras de C. Egusquiza, psicóloga clínica, “a este tipo de personalidad le cuesta alejarse de una relación problemática porque, aunque le hiere, activa su función de rescatador”.

   Son las dos piezas de un puzzle perfecto: una persona dependiente emocional y alguien con problemas o con trastornos psicológicos. Se trataría de una asociación interesante si no fuera porque ambos alimentan sus disfunciones, de manera que se mantienen y arraigan, transformándose en un enganche tóxico que mina los recursos personales de cada uno de ellos y distorsiona las expectativas.

    Un caso que ilustra  estas relaciones de enganche tóxico, es esa  madre que paga las deudas del hijo creyendo que le ayuda, cuando en realidad está favoreciendo que no asuma las consecuencias de sus actos y, por tanto, no se enfrente a su problema.El hijo la necesita a ella para que se haga cargo, material y emocionalmente, de su vida; ella necesita que él la siga necesitando… Un enredo perverso.

      Pensar en romper la relación provoca más sufrimiento  que bienestar. Podemos sintetizar el móvil de esta manera de relacionarse:

 

      “Creo que no puedo vivir sin ti. Ni tú sin mí. Necesito que me necesites”

  

   Sin abundar en las posibles causas, estos patrones tan disfuncionales suelen tener un origen en una infancia de adicciones, de algún tipo de trastorno o de padres que no han podido prestar una atención adecuada.

 

PERO, ¿TENGO QUE ABANDONAR LA RELACIÓN?  NI QUIERO NI PUEDO

    No necesariamente hay que poner tierra de por medio o  abandonar al otro. Lo interesante y deseable es identificar de dónde viene esa necesidad de ser necesitado y después, centrarse en el cuidado propio. Ello no supone necesariamente cortar vínculos -en ocasiones SI !!, sino transformarlos  en otros más sanos. Implica poner una  distancia salvadora, de manera que cada uno comience a hacerse responsable de su vida, de sus actos y de las consecuencias de estos.

   No hay que pretender cambiar al otro, sino modificar nuestra manera de comunicarnos y comportarnos. Distanciarse para volver a unirse. Pero teniendo siempre presente en el norte de nuestra brújula la CONSTRUCCIÓN, EL CUIDADO Y EL AMOR HACIA UNO MISMO. Y esto debe ser prioritario e innegociable. El origen del  AMOR.  Auténtico y libre.