YO TENGO DERECHO. TÚ TAMBIÉN

 

“Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo, merece estimarse a sí mismo y que se le estime”.

 

Ya desde niños comenzamos a  forjar una imagen acerca de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos, cuáles son nuestros puntos débiles, si gustamos o si pasamos desapercibidos. Una gran parte de nuestra autoimagen se basa en las interacciones que mantenemos con otras personas, así como de nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental contribuye a construir nuestra autoestima.

 

La AUTOESTIMA es el cariño que nos tenemos y el modo en que nos cuidamos. Y esto está muy relacionado con el lugar en el que sitúo los límites y la conciencia de  cuáles son nuestros derechos. Más allá de los derechos que afortunadamente hemos y seguimos conquistando, hay otros que no están escritos pero que son universales: los DERECHOS ASERTIVOS.

 

Tómate tu tiempo, léelos las veces que necesites y trata de no olvidarlos:

 

  • Tengo derecho a ser tratada/o con respeto y dignidad
  • Tengo derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.
  • Tengo derecho a ser escuchada/o y tomada/o en serio
  • Tengo derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones
  • Tengo derecho a decir NO sin sentirme culpable
  • Tengo derecho a pedir lo que quiero
  • Tengo derecho a  cambiar de opinión, cambiar mi forma de actuar y a decir “no lo sé”.
  • Tengo derecho a cometer errores.
  • Tengo derecho a pedir información y ser informada/o
  • Tengo derecho a decidir no ser asertivo
  • Tengo derecho a ser independiente
  • Tengo derecho a tomar decisiones sobre mis propiedades , mi cuerpo, mientras no viole los derechos de otra persona
  • Tengo derecho a tener éxito
  • Tengo derecho a mi descanso, al aislamiento
  • Tengo derecho a no satisfacer las necesidades y expectativas de otras personas y comportarme siguiendo mis propios intereses.
  • Tengo derecho a ignorar los consejos de los demás
  • Tengo derecho a superarme aunque supere a otros al hacerlo.
  • Tengo derecho a experimentar y expresar mis propios sentimientos, así como a ser mi único juez.
  • Algunas veces, tengo derecho a ser el primero.
  • Tengo derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
  • Tengo derecho a gozar, disfrutar y ser feliz.

 

 

 

¿Realmente haces uso de tus derechos o te acuerdas de ellos en momentos puntuales? Y sobre todo,  ¿Cómo los defiendes o reivindicas? ¿Sueles priorizar los derechos de los demás porque prefieres no entrar en conflictos?  ¿O acaso los exiges para que no haya duda de “quién eres”?  En realidad, ninguna de estas dos alternativas es la más adecuada, porque en ambas el derecho de alguna de las partes se vulnera. Aunque todos nos reconozcamos más próximos a una de ellas. 

 

La asertividad es la capacidad que tenemos de defender lo que queremos, sentimos y necesitamos en cada momento de acuerdo con nuestras necesidades, con respeto hacia a los demás y expresándonos de forma adecuada. Es el punto medio del camino, la cualidad que nos hace ser HÁBILES SOCIALMENTE.

 

La asertividad nos permite ser nosotros mismos y relacionarnos con los demás de manera honesta y adecuada. Es importante no perder de vista el respeto, ser capaces de autoafirmarnos y defender nuestros derechos respetando siempre al mismo tiempo los derechos y las necesidades de los demás.

 

La buena noticia es que la asertividad es una habilidad, y que por tanto, se puede entrenar y desarrollar cada día.

 

Pero no debemos olvidar lo más importante:

 

LOS DEMÁS TIENEN LOS MISMOS DERECHOS QUE YO. 

 

Reflexionemos y hagámonos conscientes de ello. Y el mundo cambiará de rumbo. Al menos, el nuestro.  Justo donde comienza TODO.